

Generoso comentario sobre Una historia de zozobra y desconcierto, en la columna de la doctora Elvira Hernández Carballido, dentro de la revista electrónica Expediente Ultra:
«UNA HISTORIA DE ZOZOBRA Y DESCONCIERTO
Leticia Romero Chumacero hace un recorrido por la vida intelectual del México del siglo XIX y principios del XX para mostrarnos, demostrarnos y presumirnos que las mujeres mexicanas ya se dedicaban a la escritura, publicaban y se convertían en la primera profesionales de la literatura nacional.
Emilia Pardo Bazán, Laureana Wright, Isabel Prieto, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Esther Tapia y otras dramaturgas pese a todo a los obstáculos, contra toda discriminación e intentos de marginación, olvido y duda, se lanzaron inspiradas a escribir, a tomar las palabras y seguir bordando con ellas –para no dejar de cumplir con su papel de amas de casa-, parieron libros –para no dejar de cumplir con su papel de madres abnegadas- y se delataron a sí mismas –nada más para romper estereotipos y sorprender a la sociedad patriarcal de ese tiempo y de todos los tiempos.
En la historia de cada una, en cada libro que publicaron, en cada poema que escribieron y en cada historia que inventaron, puedo repetir con ellas, nuestros objetivos pecadores y transgresores que nos gusta cometer cada vez que decidimos escribir:
Descubrirnos en las princesas aztecas que desoladas vieron la destrucción de su cultura pero que guardaron sus historias para no olvidar nuestro origen de plumas, diosas quebrantadas, águilas y serpientes devoradas.
Pasear con las monjas de la época colonial para inventar esa palabra que mejor representa nuestras complicidades como es la sororidad.
Acompañar a las seductoras que lograban transformar a soldados del ejército español en insurgentes convencidos. Ser las benefactoras más solidarias que entregaban su herencia para apoyar a la causa rebelde. Esconder entre los vestidos la carta de estrategias militares que hacían ganar batallas. Dar tres taconazos delatores y provocar una independencia.
Redactar en el encabezado de una primera plana esa frase retadora que se convierte en la noticia del siglo XIX: Aquí estamos. Y desde ese instante el periodismo fue nuestra trinchera.
Asomarse al estribo de un tren revolucionario y extender la mirada a un futuro más justo.
Cortarse el cabello y ser una pelona rebelde que lucha decidida por su identidad elegida cuando México se bautizó como posrevolucionario.
Gracias Leticia Romero Chumacero por hacerlas visibles y delatar que la escritura es una profesión de mujeres. El libro lo presentamos el viernes 2 de septiembre a las 12 horas.»
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